La historia de ratas gigantes en las alcantarillas de Nueva York no es una historia nueva, pero lo que si es sorpredente es cómo esa historia ha cobrado vida al otro del mundo, en Moscú exactamente. Muchos moscovitas aseguran haber visto ratas mutantes del tamaño de un perro (espero, que no más grande que mi perro), almas en pena, y hasta las sombras de un Stalin fuera de su tiempo. ¿Y a que atribuyen toda esa gama de entes paranormales? Pues, nada menos, que a la existencia del Metro 2 de Moscú.
Se “dice” que Stalin era un individuo que tenía ciertos aires paranoicos (y no era para menos), y que dudaba hasta de sus más cercanos colaboradores. Así, que al iniciarse la II Guerra Mundial, Stalin decidió construir un Metro a 200 metros de profundidad que uniera los siguientes puntos:
· El Kremlin.
· La sede de la KGB.
· El aeropuerto de Knukovo
· La ciudad de Ramenki.
· La residencia de Stalin cerca de Kuntsevo.
El Metro 2 hasta ahora no ha sido hallado. En 1994, un grupo de jóvenes aseguró haber encontrado la entrada de este Metro, pero luego, los datos resultaron ser falsos. Es factible que Stalin haya construido tal Metro, sobre todo, teniendo en cuenta el peligro que se cernían sobre él y Moscú ante un inminente ataque atómico. Pero, de ahí a ver ratas gigantes en las frías noches de Moscú es otro paso. ¿Cómo así se creó esta idea?
Pues bien, ya teorías conspiracionistas han enhebrado una historia aún más complicada, pues según estas teorías no solo Stalin construyó un Metro a más de 200 metros de profundidad, sino que además había ciudades subterránes y laboratorios. Y claro, mismo Dr. Jekyll and Mr. Hyde, las ratas sufrieron algún tipo de mutación al entrar en contacto con las sustancias desperdigadas en los laboratorios. ¿Leyenda o realidad? El Metro 2 es aún un lugar inexplorado, y es un motivo más para visitar la ciudad de los zares.